Supongo que sacar este tema en la semana en que organizamos 2 conferencias de prensa no parece lo más acertado. El caso es que hace ya unas semanas que Javier Inaraja lo sugería en este espacio y no es cuestión de no hacer caso a los (a) amigos y (b) periodistas de negocio claves en este país.
Pablo Sammarco, en su recién estrenado blog de prcomunicación, anticipa que las ruedas de prensa están en peligro de extinción a propósito de una reciente experiencia suya en una reciente conferencia de prensa de Philips, organizada por Text100. Philips y Marcilla, por cierto, anunciaban esto.
Pablo escribe en su blog, que hay otras herramientas orientadas a reducir la incertidumbre del periodista, aliviarle en su trabajo y mejorar -o al menos, igualar-, los resultados obtenidos. Y además, reduciendo costes.
No me queda tan claro el último punto: el de los costes reducidos. Las ruedas de prensa:
1) Abundan
2) No generan información realmente valiosa que no se pueda obtener de otro modo
3) No generan economias de escala (reunir a 20 periodistas en una sala a la vez no asegura un efecto multplicador sobre la información lanzada)
4) Salen MUY baratas (para las empresas que las contratan) precisamente por el primer punto y porque el mercado está tan constreñido que antes mantenemos un cliente que lo dejamos desatendido por falta de fondos. (El que tiene un cliente que pague regularmente tiene un tesoro, vamos).
Pero queramos o no queramos verlo, nuestro negocio comunicante (el de los medios) está en pleno proceso de transformación industrial y NOS AFECTA. Debemos asumir que NO HAY periodistas para tantas conferencias de prensa y que los que hay deben hacer mil y un malabarismos para atender a estos actos. Las tecnologías, afortunadamente, nos van a permitir ayudar un poco; ayudarnos, en definitiva. Queda muy poquito para que sea práctica habitual retransmitir las ruedas por streaming. No ya los eventos; los foros grandilocuentes sobre 2.0 (o 5.0 que comienzo a leer) sino lo mundano: el pan con la mantequilla de nuestro negocio. Que llegue antes o después dependerá de los abismos que saltemos hasta estrellarnos (si nos estrellamos a la primera, reaccionaremos antes, claro) y de la propia capacidad técnica de nuestros profesionales. Con perdón, estamos dejando el web 2.0 en manos de geeks. Normal. Pero no les pertenece. Como la literatura no pertenece a Guttemberg -o a Galgo, el de los folios-, ni el cine a la Kodak. La información; la comunicación pertenece a las personas. Debemos hacer lo posible para que la técnica no les convierta en analfabetos funcionales. Debemos hacer lo imposible porque los analfabetos emocionales (o comunicacionales, no se) no acaparen los contenidos ni que su realidad estrecha se convierta en La Realidad. No parece tarea fácil. Requiere mucho esfuerzo, afán de superación, curiosidad… y una buena dosis de… ¡valor!